MATRIA

Siempre fui una niña curiosa, muy curiosa, pero tremendamente despistada. Tal vez por andar mirando hacia ese otro lugar oscuro donde nacen los sueños, los mitos, y los terrores nocturnos. Allá donde se engendran los relatos, los poemas, las imágenes imposibles; allá donde la música de las esferas puede escucharse. Cuando miré hacia la luz, quedé deslumbrada. Y tras ese fogonazo encontré a la dama Sophia y me convertí en su amante literal: en filósofa. Estas dos miradas explican todo lo demás: mi vida de creadora y mi vida de pensadora. Lo otro… no importa al público. Claro que hay más.