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#Metoo (Yo también)


Que tengamos que retirar del presupuesto partidas importantes a fin de paliar los destrozos que implica para las mujeres la convivencia con unos machos cafres, supone el fracaso rotundo de un Patriarcado que lleva milenios instalado.

El macho caníbal es insaciable en su ira, su odio, sus celos, su posesión, su resentimiento y su estúpida satisfacción sexual, esa compulsión de 24 horas al día los 365 días de cada año, que espolea continuamente un deseo que borra todo lo demás - dinero, éxito, estatus -, que utiliza para conseguir sexo fácil con mujeres que consume, humilla y sacrifica para satisfacer un priapismo patológico.

La reacción "#Metoo", que comenzó en Hollywood cuando de Alyssa Milano escribió en su cuenta de twitter: “If you’ve been sexually harassed o assualted write ‘me too’ as a reply to this tweet “ (Si has sido acosada o asaltada, escribe ‘yo también’ como réplica a este tuit) Miles de mujeres han respondido con ese hastag: "#Metoo" (Yo también)

Lo más significativo: cuando Ashley Judd (en la foto) en una gala en Nueva York, el octubre pasado, denunció en público al cerdo de Harvey Weinstein, productor de fama, por acosador, del que ya se cuentan hasta 86 actrices y modelos víctimas de su acoso y violaciones.

Un rosario de acusaciones públicas han hecho caer también al periodista de la CBS, Charlie Rose; Al Franken, senador demócrata; Roy Prize, jefe de Amazon Studios; al actor Kevin Sapacey; al chef Mario Batall y hasta al ex presidente George Bush senior.

Estas mujeres del "#Metoo" han comprendido algo importante: mejor denunciar al acosador en público que pasar por el calvario de una denuncia privada, en muchos casos, con la connivencia machista de policías, jueces y fiscales. He dicho (Mis disculpas a los cafres y a los cerdos)

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