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EL FIN DEL 1 DE MAYO


Anoche, víspera del 1 de mayo o fiesta del trabajo, el Secretario General de UGT se presentó en una entrevista televisiva con un foulard morado al modo feminista. Fue ridículo y muy significativo respecto a lo que cierta izquierda está intentando: capitalizar las masivas reacciones y manifestaciones que viene protagonizando el movimiento feminista en las últimas fechas. Ahora todos quieren ser feministas, porque la cantidad de gente que concita el Movimiento y su capacidad revolucionaria ningún grupo lo ha conseguido. La próxima adhesión será a las protestas de los jubilados. Siempre van al rebufo. Mientras tanto, el sillón y las burocracias de siempre. Y los olvidos, sobre todo los olvidos.

¿Qué han hecho durante cincuenta años respecto a la brecha salarial de género? Palabras, pero no hechos. Seguimos igual. Los sindicatos nacieron para la defensa de los trabajadores industriales, grandes masas que confluían en las nuevas fábricas, que luego se amplió al funcionariado y otros tipos de trabajo como los servicios. Y ahí siguen. Se han olvidado de gran parte de la ciudadanía que hoy adquiere categoría, no de proletariado, sino de precariado. Nunca se han preocupado ni ocupado de los parados, más que en los discursos, ya que ellos se deben a los trabajadores. ¿Qué pasa con los falsos autónomos, los becarios, los exiliados laborales, los jóvenes que no se pueden emancipar, los excluidos del sistema, las familias monoparentales, las viudas, las creadoras, las investigadoras, los inmigrantes y refugiados o las mujeres víctimas de trata? ¿Qué ha pasado con las externalizaciones, las privatizaciones, el saqueo de lo público? Nada, ellos a lo suyo.

Los sindicatos no sólo se han quedado antiguos, sino al margen de la realidad vital de la gente. Ya no sirven tal como existen. No bastan las manifestaciones ni las huelgas si eso no se implementa en el día a día. Algo tiene que cambiar muy profundamente. Y vaticino que ese cambio vendrá de las feministas. El 1 de mayo será sustituido por el 8 de marzo. Los nuevos sindicatos ya no podrán ser de clase, sino transversales, al menos en lo que atañe a las mujeres. Todas estamos afectadas por las políticas patriarcales. En este sentido, somos, no las iguales, pero sí las idénticas.

Por fecha
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